10/10 hasta en portada

Género: Folk / Rock Progresivo
Valoración: Obra Maestra

¿Qué busca un artista para nombrar a su grupo? ¿Es una palabra molona, que le pueda reportar ventas sólo por el título? ¿Ir en consonancia con la época, como en la invasión de los grupos «The»? ¿Algo que le recuerde a un momento de su vida? En el caso de David LaFlamme y su mujer, Linda, no sé qué fue lo que les llevó a llamarse It’s A Beautiful Day, pero sea lo que sea eso, lo supieron transmitir con su música. Imaginaos un grupo en la transición de lo psicodélico a lo progresivo, más musical que experimental y con una inclinación muy clara por introducir elementos Folk y clásicos en su música, siendo básico el gusto por lo bello. Ese rinconcito particular de la escena de San Francisco es el que el matrimonio LaFlamme quiso para sí, y ese rinconcito fue tan ignorado por la crítica de su época que cualquiera diría que nunca existió. Pero hoy se sabe que sí lo hizo y que los críticos de entonces estaban tomando demasiado ácido como para enterarse o valorarlo en su justa medida (como el famoso Robert Christgau).

Aun  teniendo en cuenta su relativa oscuridad, «It’s A Beautiful Day» arranca con su pelotazo más reconocible, al menos de forma directa, ya que indirectamente hay otro que veremos más adelante. White Bird es pura poesía, la imagen perfecta de la libertad reflejada en el pájaro atrapado que quiere volar, con un estribillo perfecto («white bird must fly or she will die») que se convierte en el punto de más intensidad de la canción. El uso de los violines le da a It’s A Beautiful Day una nueva dimensión. En los 60 bandas experimentales como The United States Of America o The Velvet Underground usaban las cuerdas con frecuencia. ¿Qué pasó después? Bandas Folk y poca cosa más hacen un uso significativo de este instrumento, y temas como Wasted Union Blues demuestran que puede ser tan cañero como una buena guitarra eléctrica (de hecho, es lo más contundente de todo el disco). Wasted Union Blues también demuestra que la fealdad puede usarse para, de alguna forma, generar belleza. Los acordes iniciales parecen el preludio de algo espantoso, pero esto está muy alejado de la realidad.

El romanticismo de Girl With No Eyes se ve potenciado por el uso del clavicordio, otro instrumento que ha pasado a mejor vida desde los 60 muy injustamente. Al menos Bombay Calling sí que se ha perpetuado en el tiempo, aunque sea por medio de otros. Escucharlo puede recordar a ciertas agrupaciones de un color muy morado que cantaban sobre niños en el tiempo. Que Jon Lord apreciara esta música hace ver que no estoy loco considerando este disco como uno muy redondo, sobre todo con la última referencia temporal que cierra el disco: Time Is. Para mí es la obra fundamental del disco, junto a Hot Summer Day y White Bird. Se trata de una locura al modo de danza húngara o similar con una construcción de la lírica preciosa, equiparando el amor a la eternidad.

«It’s A Beautiful Day» es una de esas obras que te dejan exhausto al acabarlas. Hay tanto en marcha que es hasta peligroso dejarse llevar por sus paisajes de sonido y color, porque puedes acabar perdido sin remedio. «It’s A Beautiful Day» es perfecto para esos días, como hoy, en los que el Sol se esconde tras las nubes y no queda más remedio que confiar en que sigue ahí, tímido, para darnos una sorpresa en un cálido día de primavera, porque este disco, en cierta forma, es un cálido día de primavera.

Tracklist

  1. «White Bird» (6:06)
  2. «Hot Summer Day» (5:46)
  3. «Wasted Union Blues» (4:00)
  4. «Girl With No Eyes» (3:49)
  5. «Bombay Calling» (4:25)
  6. «Bulgaria» (6:10)
  7. «Time Is» (9:42)